Burgos

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BURGOS

Orígenes

Existen muestras evidentes de un asentamiento humano en el cerro del castillo que domina la ciudad en el Neolítico (4.500 años a.C) y en la primera Edad del Hierro (850 a.C.) aunque la ciudad de Burgos es fundada como tal por Diego Rodríguez conocido con el sobrenombre de «Porcelos», en el año 884. Alfonso III Rey de León intentando frenar el avance sarraceno, ordenó al Conde D.Diego que fundase un burgo murado a orillas del Arlanzón.

Burgos, poblada por mandato regio y con un fin puramente militar, sometida directamente a los Reyes de León y con el gobierno prudente de D. Diego, tardó poco en adquirir lugar preeminente entre los demás Condados.

Populare, poblar y no expunganare, conquistar, es la palabra que usaron las crónicas al hablarnos de la fundación de Burgos. Pronto desde el siglo IX y X, a las casas y diversos pobladores que allí vivían antes de la Reconquista se unieron los nuevos dueños de los terrenos repartidos por el jefe militar, como obligada retribución por los servicios de guerra, según el método de la pressura.

En principio no cambió substancialmente el paisaje de la Ciudad. Continuaron los pequeños núcleos de población esparcidos por la ladera del Castillo y la vega del Arlanzón: San Martín, Nuestra Señora de la Rebolleda y San Zadornil al noroeste; Santa Cruz, Santa Coloma y San Juan Evangelista, en el centro de la cuesta; La Magdalena y Santa Cruz, en los llanos del río. El número de habitantes aumentó, pero la población siempre se reunió en la ladera sur del Castillo.

Edad Media

 

Burgos permanece en la oscuridad durante el siglo X y gran parte del siglo XI, hasta 1071 en que Sancho II encierra en Burgos a su hermano García y poco después hace lo mismo con su hermano Alfonso. Nada queda anterior a estas fechas de la historia de la Ciudad. Es a partir de 1071, cuando de modo ininterrumpido se desarrolla la Ciudad, alcanzando su máximo esplendor en el siglo XVI. En los siglos que van del XII al XV, al mismo tiempo que realiza la función histórica se la convertirá en Caput Castellae y la hará merecedora de los títulos de Cámara Regia, Prima Voce et Fide; Burgos va tomando sus perfiles urbanos definitivos.

En 1074 las Infantas Dª Elvira y Dª Urraca, hermanas de Alfonso VI, trasladan la diócesis de Oca a Gamonal, y el Rey cede su Palacio en Burgos para la construción de la catedral románica de Santa María.

El Cid queda indisolublemente unido a Burgos con la jura de Santa Gadea y el destierro.

Alfonso VIII establece su corte en Burgos y funda en los alrededores el Monasterio de las Huelgas, y comienza la construcción de las murallas de la Ciudad.

Fernando III celebró en Burgos sus Bodas con Dª Beatriz de Suabia. La sencilla catedral románica de Alfonso VI se derriba y en su lugar se levanta el suntuoso edificio gótico que se completará durante largo tiempo.

A partir de este momento, con la Catedral posee Burgos un punto central en torno al cual la ciudad toma su sentido y conciencia de ser. De burgo militar se transforma en burgo mercantil.

Por los caminos van y vienen mercancías, pero también formas artísticas y literarias, El Camino de Santiago fue vital para Burgos en este periodo. Lacarra, ha señalado claramente la existencia de dos ciudades paralelas, una la fundada por Diego Porcelos, donde se decidían los hechos más importantes del Reino, otra la Ciudad, que es nudo fundamental en el camino compostelano con sus hospitales y comercio.

La Ciudad política es testigo de los más variopintos sucesos, cuyos protagonistas son los reyes y sus nobles, enlazados en continuas discordias. Son los reinados de Alfonso X, Sancho IV, Fernando IV y los nobles pertenecientes a los linajes de los Lara, Rojas, Tovar, etc…

El siglo XIX

 

El siglo XIX trae dos acontecimientos: Uno político y otro institucional de vital importancia: La Guerra Napoleónica y las Cortes de Cádiz. Burgos resiste desde su entrada en España y en la Ciudad, a los Franceses y soporta durante cuatro años la presencia en su recinto de tropas extranjeras.

En el siglo XIX, Burgos se convierte en capital de provincias, con el Real Decreto de 30 de Noviembre de 1834 nace definitivamente la provincia, y como instrumento anejo a ella, la Diputación Provincial, que entra de lleno en la vida administrativa a partir de 1837 La Audiencia Territorial viene a Burgos en 1834.

Finalmente dos viejas instituciones: El Ejercito y La Iglesia se contagian de este espíritu centralista y burocrático que domina la época.

De los antiguos distritos militares, que en Burgos tenían su punto de apoyo en el Castillo, se pasa a la Capitanía General y al Gobierno Militar. Se abandona el Castillo, semiderruido, con sus baterías y su guarnición y se desciende al interior de la Ciudad, donde se instalan las oficinas y los despachos.

Igualmente del régimen exento de la Iglesia y del Arzobispado, se pasa a la dependencia del Clero de la subvención nacional.

El crecimiento físico de la Ciudad se orienta en un sentido determinado. Se abandona definitivamente la altura del Castillo, destrozado por las minas y la artillería, e influidos por el gusto de la nueva sociedad decimonónica, que era eminentemente burguesa. La actual Avenida del Generalísimo nace en este momento; surgen calles a ambos lados de la calle de San Juan y en el Sur ha nacido todo un Barrio: El Barrio de Santa Clara.

 

El siglo XX

 

Las nuevas funciones burocráticas: Capitanía General y Diputación Provincial (construida en 1846), tienden a instalarse en el Este. Solamente la Audiencia se alza en el antiguo Covento de la Victoria, en el sector Oeste, por los años 1872.
Aumenta la población, y al terminar el siglo casi se ha triplicado.

El siglo XXI

En este siglo  la ciudad y sus administraciones apuestan, a través del Plan Estratégico de Burgos (2001-2015) por una serie de proyectos y de líneas de actuación decisivas para el futuro de la ciudad en el ámbito urbanístico, económico, cultural y de bienestar social de los ciudadanos.